Sin ganas. Ahora me encuentro en un estado sin ganas de nada, ¿será por la fiebre? Puede ser… ¿Será por mi mente? También… pensamientos discontinuos y tremendamente fastidiosos pasan una y otra vez por mi cabeza, dejándome pensativa y llena de extraños sentimientos.
¿Dolor? Puedes pasar si se te place, el baile de mentiras ya ha comenzado, todos mienten, pocos dicen la verdad. Bajo este baile de cuchillas envenenadas me encuentro sentada en mitad del salón. Mis ojos ven el destello terrorífico de los afilados filos mientras viajan de un lado a otro de la sala.
Interesante, sumamente interesante, puedo ver las que se lanzan unos a otros pero no las que me golpean a mí, poco a poco hecho mi cabeza hacia atrás cerrando mis ojos para que el veneno de las cuchillas clavadas en mí me hagan caer en la desesperación. ¿Qué hice mal? La misma pregunta se repite una y otra vez sin cesar, pero ¿Cuál es la respuesta correcta? Yo no la sé. Otra gente me comenta lo que puede llegar a ser pero… ¿Quién tiene razón?
Suspiro y con ello mi último aliento de esperanza sale de mi cuerpo, el veneno de la decepción y la depresión se introduce en mí volviéndome cada vez más triste.
Necesito verte… y mis nervios ser irían. Necesito verte… y con una sonrisa mi alma no caería en el pozo de la desesperación. Necesito verte… y oír tu dulce voz hablándome solo a mí. Necesito saber que estas cerca mío, aunque mil kilómetros nos separen y solo el banal y autoritario dinero me permita ir a verte.
Tengo miedo, miedo de que algo salga mal, miedo de perder a mi ser amado, miedo de estos ataques de locura transitoria que me suceden una y otra vez, pensamientos incansables y extraños a su modo.
Las espinas comienzan a apretar mi corazón enamorado, aunque por ahora no es un dolor intenso, simplemente están ahí molestando levemente, sabía que ocurriría. No siempre se gana, no siempre se pierde. Y al final acabo estando con la penuria de saber si me amas de verdad, solo a mí… o si simplemente ya te cansaste….
La primera postal de navidad
Hoy cuando llegué a casa entre en mi caótico cuarto, para descubrir en mi desordenado escritorio, encima de mi oscuro y brillante portátil un sobre.
Dejé la pesada carga que me acaecía a los pies de la cama, mientras miraba con curiosidad quién podría haberme mandado aquello, yo nunca fui de recibir cartas y se veía con letra legible unas palabras escritas, mi dirección y mi nombre, junto con un sello de colores brillantes en el que se dibujaba un instrumento musical.
Al darle la vuelta y ver de quien se trataba me sorprendí gratamente, mi mejor amigo, una persona que es un poco picotera, pero de buen corazón. Una de las pocas personas que supo comprenderme pero que a veces faltaba porque yo no era quien a llamarlo, aunque lo necesitase.
Volviendo a la carta, la cogí sentándome en mi silla de ordenador y mirando primero el sobre abriéndolo con cuidado con un abre cartas inventado. Interesada por lo que pudiera ser cuando acabé de abrirlo salió un papel, no, una postal de navidad.
Mis ojos se volvieron a abrir y una sonrisa se mostro en mi rostro, una tierna dedicatoria y una imagen especialmente para mí.
Aunque una parte de la dedicatoria, es un deseo de él hacia mí, lo lamento, pero nunca podré hacer realidad lo que me pides, nunca he tenido una navidad rodeada de todos mis seres queridos… n_nU
Pero gracias, tus deseos son bien recibidos, espero que tu navidad sea bonita y te lo pases muy bien.
Muchas gracias Loby
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